El Almendro
El almendro los contempla cada
año, recién salidas sus flores al mundo celebrando con ellos la dicha que
vienen a compartir especialmente con él. De hecho, un lienzo con sus ramas
adorna su salón en memoria de esa fecha especial. Pero no queda ahí la cosa,
no, los fastos se extienden esta vez con una visita al frío escenario de la
niñez, rodeado de piñas en el suelo, una fuente de agua pura llena de recuerdos
salpicados de miradas nostálgicas y besos enamorados, el olor a romero y
caracoles en su camino a la rutina.
Presente pasado y futuro
conjurados en dos, luego en tres, más tarde en cuatro, pronto, muy pronto
cuatro, esperando que vuelva a llegar de nuevo el día en el que el almendro muestre su más bella cara y ellos le cuenten entre fotos y bromas cómo fue el
año.
Un texto muy bello, ¿Qué tendrá el árbol? su perseverante quietud, su eternidad, la magia que provoca cuándo bajo él un día cualquiera de primavera obviamos al sempiterno...Tiempo, tiempo.
Saludo y abrazo