El Almendro



El almendro los contempla cada año, recién salidas sus flores al mundo celebrando con ellos la dicha que vienen a compartir especialmente con él. De hecho, un lienzo con sus ramas adorna su salón en memoria de esa fecha especial. Pero no queda ahí la cosa, no, los fastos se extienden esta vez con una visita al frío escenario de la niñez, rodeado de piñas en el suelo, una fuente de agua pura llena de recuerdos salpicados de miradas nostálgicas y besos enamorados, el olor a romero y caracoles en su camino a la rutina.
Presente pasado y futuro conjurados en dos, luego en tres, más tarde en cuatro, pronto, muy pronto cuatro, esperando  que vuelva a llegar de nuevo el día en el que el almendro muestre su más bella cara y ellos le cuenten entre fotos y bromas cómo fue el año.

1 Response to "El Almendro"

  1. Un texto muy bello, ¿Qué tendrá el árbol? su perseverante quietud, su eternidad, la magia que provoca cuándo bajo él un día cualquiera de primavera obviamos al sempiterno...Tiempo, tiempo.

    Saludo y abrazo

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