Su Corazón

Pero esta vez parecía diferente. Abrió su pecho, lo colocó, y ajustó las válvulas cuidadosamente. Lo lanzó a volar sin importarle nada; le gustaba mucho el viaje que acababa de comenzar. El despegue fue impresionante, sin apenas notarlo, el paisaje estaba siendo magnífico, unos árboles de dulzura cerquita del suelo, montañas de inteligencia, frutas de la pasión esperando y muy pocas turbulencias.
El comandante de vuelo acaba de decir en cabina que uno de los motores no funciona, hay peligro de colisión. Aún así, el corazón le ha dicho que no importa, que siga volando, simplemente, volará más bajo, intentando que la colisión sea lo más leve posible y la cicatriz no sea definitiva.
Su corazón tiene miedo, no quiere perder este vuelo, este vuelo le importa de verdad, y no quiere apretar el botón de la cama pirañera, porque, recuerda, quien no sepa volar está perdiendo el tiempo con él, y si sabe volar, pero no quiere hacerlo, aún será peor.
Imagen: Joaquín Sorolla
No dejes de volar aunque el vuelo te lleve hasta el fondo, bajo fondo...
Adelante y vuela,no tengas miedo. Buen viaje.
Era cierto, el peligro de colisión se hallaba delante... Una gran muralla, indestructible, sólida, se divisaba en el horizonte. Estaba regada por la lava que se escapaba entre las grietas de un volcán que estaba entrando en erupción. Ese vómito constante, a la vez que regó esos campos y los convirtió en cenizas, levantó cada día una hilera más alta, hasta hacerla prácticamente inescalable, con cantos tan afilados que cortan de raíz cada cuerda que se lanzaba a ella.
Volar,volar,aún con las alas rotas,aunque sea volar bajo,a ras del suelo,soñar,soñar sin despertar.