Estación Sur

Esta noche conocí a un hombre extraño. Por su forma de andar, vestir y comportarse, llegué a pensar que no pertenecía a mi época, más bien se quedó anclado un par de siglos atrás. Después de cenar, en grupo, fuimos todos a tomar una copa conjunta a un local de Jazz.....pero claro, con los tiempos que corren, en ese tipo de locales no hay mujeres disponibles para pasar una agradable velada. Yo pasé el rato estudiándolo, y realmente me fascinó. Ya se que en una noche así, la especie masculina se mueve en manada, conducidos primordialmente por un falso instinto de animal dominante, todo hormonas saltando por las vallas al acecho del primer coñito que se acerque. Ja..ja...ja.........si se acerca, o la manada se mueve como el pelotón de la vuelta ciclista, o nadie se atreve a demarrar.
Después de eso, nos trasladamos a los locales donde las veinteañeras disfrutan de su elasticidad con los veinteañeros, así que la manada se recluye en la barra haciendo competiciones por dilucidar quién es el macho alfa que los domina bebiendo más y más rápido. Ahí es cuando el extraño se aleja y siente vergüenza ajena de los demás. Creo que se abstrae en cuentos de hadas y sueños proyectados. El no se inmuta, bebe lo que le den, y será el último en decir que volvamos a casa porque estamos haciendo el imbécil.
Intento meterme en su mente, y cuando consigo que me revele us pensamientos, me dice que él no quiere amores de invernadero, casas sin fantasmas ni gripes sin resolver, que no busca a la princesa equivocada, temerle a la madrugada, ni regalar diamantes vueltos al revés. Lo sigo escuchando, y se arranca a hablar, y me dice que su vida es como un gran aguacero que recorre las calles y termina en un sucio burdel, en el que las féminas son elefantes de circo, centrifugadas por la esperanza de un viejo rico que se enamore de su arrugada piel, y que los tiros de coca llegan al cielo, y manchan de cieno hasta el mismo anuncio de la buena nueva de que él va volver.....y yo me pregunto, a estas alturas..............¿quién coño es él, qué hacemos aquí, y qué hora es?

Imagen: Edvard Munch