Un día de Furia

Decididamente, soy un incomprendido. Llevo toda vida luchando por construir un imperio, y de la noche a la mañana, voy a tener que dejar de ganar todo. Personalmente, me da lo mismo, yo ya tengo una cuenta corriente tan amplia que dudo poder dejarla a cero en los días que me quedan por vivir, posesiones suficientes como para construir una ciudad si me lo propusiera, y no...no van a jugar con eso.
Durante más de diez años, la empresa que creé con mi sudor llegó a dejarme millones. Y nadie lo hizo por mí, nadie me ayudó, nadie me hizo lo grande que soy ahora. Puedo hablar de lo que quiera, y siempre lo hago un decibelio más alto que quien me discuta. Por lo tanto, nadie me va a quitar la razón.
Y ahora que la crisis me zarandea, mi porcentaje de beneficios ha bajado del doscientos por cien a un apenas veinte o treinta. Así no se puede seguir adelante. Mis trabajadores, antes más de doscientos, me han obligado a negociar su despido. Tan sólo me quedan treinta. Los demás, los subcontrato de paises extranjeros, que no tienen vacaciones, ni finiquitos, ni dietas por desplazamiento, ni fiestas de convenio, ni enfermedades, ni accidentes. Hora trabajada, hora pagada. A ver qué se han creido, son un verdadero cáncer. Los que quedan, o producen lo mismo que cuando eran el doble, o pego un persianazo y que engrosen las filas del paro. Esos no van a dilapidar mi patrimonio. Comen gracias a mí, son unos desagradecidos.
Los altos cargos se pueden dar por contentos con lo que ganan: ¿no pueden pagar su hipoteca?, pues con eso les basta. Y encima tienen la desfachatez de pedir aumentos de sueldo.
Y por si fuera poco, este gobierno rojo que tenemos, va a terminar por romper lo poco que queda de la economía del pais. Si al menos me hicieran caso, yo les daría cinco soluciones imprescindibles para la recuperación del mercado laboral:
1. Amnistía total para el dinero negro. Con esta medida, todos los empresarios que nos hemos hecho de oro con los beneficios de las empresas e invertido en el boom del ladrillo, pondríamos en circulación una cantidad ingente de millones que hemos escondido y los convertiríamos en dinero legal libre de impuestos.
2. Reducción a la mitad de la contribución del empresario a la seguridad social. Los empresarios no tenemos por qué pagar la asistencia sanitaria gratuita a toda la panda de gandules, inmigrantes y demás escoria que puebla nuestro pais.
3. Despido libre. Si un trabajador (el 99% sólo piensa en él mismo, nunca en la empresa que le da de comer) no vale, encima no veo la obligación de pagarle un dineral.
4. Eliminación total de los contratos indefinidos. En cuanto se les hace fijos, bajan su rendimiento en un noventa por cien. De mí no se ríe nadie.
5. (muy importante) Eliminación de las prestaciones por desempleo. Cuando un trabajador se vea parado y sin ingresos, ya verás tú como busca donde le den faena donde sea y al precio que sea. A ver por qué siempre le toca al empresario pagar los platos rotos. Bastante que cuando estamos desbordados de trabajo, nos vemos obligados a pagar las horas extra que hacen.
Pero estoy rodeado de incompetentes, sindicalistas, vagos y ladrones. Así no vamos a ningún lado.


Imagen: Chus Pérez de Castro

1 Response to "Un día de Furia"

  1. manoli says:

    Ojalá todos los empresarios que piensan así,volvieran a sentir la angustia de no llegar a final de mes. Y a los que capean la crisis con valentía, pensando en sus empleados,no en si mismos solamente,a esos, les deseo mucha suerte....el agradecimiento de las familias que dependen de él, eso....no tiene precio.Besos corazón.

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