El Contrato

La desesperación puede ir creciendo hasta límites insospechados. Y todo por un contrato, un maldito contrato que no sirve para mucho, más bien para alargar un final esperado. Pero resulta curioso que, quien se gana la vida "defendiendo" supuestamente los derechos no respetados, señalando con el dedo los abusos, manifestándose, haciendo declaraciones altisonantes a la prensa para salvaguardar a los trabajadores, en su propia casa se dedique a comportarse como el mayor de los caciques, sin ni siquiera tener los arrestos necesarios para enfrentarse a uno de sus peones, sirviéndose de chambelanes sin conciencia, buscando las mismas artimañas contra las que lucha para deshacerse de quien respeta y desarrolla su trabajo igual que él mismo.
Porque, amigos míos, vivo en un pais donde el héroe nacional es el buscón Don Pablos, el Lazarillo de Tormes, cualquier pícaro astuto y tramposo que ose darle la vuelta a cualquier ley en su beneficio y a costa de los demás, vivo en un pais donde los descamisados que escribían bonitas letras de libertad con apenas veinte años, peinaban melenas, fumaban porros y tocaban desvencijadas guitarras proclamando una España mejor, esos mismos, crearon una nueva Santa Inquisición dedicada a procurarles jubilaciones millonarias llamada SGAE, vivo en un pais donde los adalides del comunismo y el socialismo moran en suntuosos chalets construidos en zonas protegidas y nos miran desde su exclusiva atalaya partiéndose el culo de risa, porque aprendieron pronto a que se vive mucho mejor con dinero en el bolsillo que luchando por el que le birlan a los demás. Vivo en el más hipócrita de los paises, culo de Europa, pretencioso y chulo, demasiado pagado de sí mismo.
Y eso que no comencé a hablar de la derecha................

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