Rusty

Rusty era un chaval de apenas dieciséis años, aunque en su corazón creía tener más de ochenta. Esto sucedía porque había sufrido de mal de amores. A esa edad, cuando a uno le dan calabazas, más aún si la chica está totalmente idealizada, subida a un olímpico pedestal, el mundo se viene encima.
Rusty, además, tenía una mente bastante creativa, así que el problema se multiplicaba en su tierna alma. El soñaba con vivir de la farándula, escuchaba música a todas horas en su antiguo walkman Sony, no vestía a la moda y adoraba la noche, una cerveza fría y un paquete de cigarrillos, un libro entre los árboles del páramo a la luz de una linterna, tapado con una manta mulera más vieja que él mismo, pero calentita como una estufa.
Rusty, desde su fatal incidente con la chica de su vida -como casi todos los adolescentes piensan, o deberían pensar, hubiera sido su mujer para el resto de la vida- sólo deseaba suicidarse, quitarse de enmedio, pero cuando lo tenía todo planeado, incluso las cartas de despedida escritas, metidas en sobres ordenadamente y dispuestas a echarlas en el buzón, descubría un nuevo manuscrito tan interesante que posponía contínuamente la fecha de su muerte. Claro, no podía abandonar este mundo sin saber si el coronel mataba al gallo que lo iba a hacer rico o él mismo y su mujer lo harían de hambre. Una vez comprobado, resultaba que Lloyd Cole y los Commotions iban a sacar disco nuevo en unas semanas, así que imposible ingerir un tubo de pastillas o colgarse de laqs ramas de un roble.
Rusty retrasó tanto el momento más importante de su existencia -así lo llamaba él- hasta terminar olvidándose de él.
Creo que Rusty sigue vivo, esperando el nuevo lp de alguno de sus grupos favoritos, bebiendo hermosas historias y buscando amor en su triste Inglaterra de páramos y nieblas.

Vídeo: Lloyd Cole "Hey Rusty"

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