Tocar el Cielo
Tenía la sensación de estar a punto de tocar el cielo con las manos contínuamente, en cada acción, nada más levantarse, cuando se giraba y contemplaba en calma todo lo que más quería en el mundo.
Aún así, algo le pinchaba en la nuca recordándole dolorosamente que no se acostumbrara, porque todo es efímero, tanto, que treinta años de felicidad se marchaban en un momento, en un flash, y no servía de nada, solo fotos antiguas impresas en su memoria, como una película de la que te quedan las secuencias más llamativas, pero ya está, no existen, o dejan de existir.
Ya no hay realidad, queda el miedo otra vez, el anhelo de que vuelva a suceder, aunque sea solo un microsegundo imposible. Entonces se decía a sí mismo "graba en tu mente, graba en tu mente, intenta que nada se te escape", en un intento impotente de atrapar el cielo escapando, nubes corriendo a toda velocidad mirando de reojo, advirtiendo a todo aquel que se acerque que igual que sientes la gloria en la palma de la mano, nunca la podrás hacer tuya.
El cielo es imposible atrapar.
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