Una Tarde de San Valentín
Se escapó de un sueño para venir hacia mí transformada en una preciosa criatura. Al igual que los actores en La Rosa Púrpura del Cairo, se confundió por un instante la realidad con la ficción. Fue una tarde de san Valentín, cayendo avenida abajo por la Gran Vía, luces de tiendas y canciones antiguas de Nat King Cole, el frío atacando duro los pies mal acondicionados por la falta de costumbre, y cientos de vahos subiendo topando en las marquesinas. Acabé preso de una sonrisa directa, abierta, de su mirada sincera brillando de una forma especial, tan especial como imaginé que podría esconder un alma destinada a conquistar la mía.
Y solo fue eso, apenas unos segundos, el mismo tiempo que tarda un tren en cruzarse con otro y ves en la ventanilla de la vía opuesta un corazón intentando saltar a tu vagón para hacerte compañía.
WUUUUAAAAAAUUUUUUUU, este escrito me ha enganchado.
Muchas gracias, es señal de que progreso adecuadamente.