Las Nectarinas y El Corazón
Sintió una transformación súbita, en apenas treinta y seis horas, llevada desde el desierto más árido al más puro verde, de la nada a la esperanza, de la apatía a la ilusión renovada, limpia, nueva, muy peligrosa pero reconfortante.
Miró por el cristal una y otra vez, convencido de volver a disfrutar del paisaje visto, sentido, palpado y comenzado a amar. Quizás podría convertirlo algún día en su hogar. De hecho, estaba convencido de que ahora nada es imposible.
Mientras mordía una nectarina recién lavada, no muy madura, sabrosa, llena de pasión, casi tanto como su corazón latiendo a marchas forzadas, sonrió y saludó a la diosa fortuna por volverlo a poner en el camino.
Miró por el cristal una y otra vez, convencido de volver a disfrutar del paisaje visto, sentido, palpado y comenzado a amar. Quizás podría convertirlo algún día en su hogar. De hecho, estaba convencido de que ahora nada es imposible.
Mientras mordía una nectarina recién lavada, no muy madura, sabrosa, llena de pasión, casi tanto como su corazón latiendo a marchas forzadas, sonrió y saludó a la diosa fortuna por volverlo a poner en el camino.
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