Echar de Menos
Miro el reloj una y otra vez; total, para nada, es sólo un movimiento mecánico, casi instintivo, por el cual intento que el tiempo pase más rápido. Y el tiempo pasa como pasa, lento y despiadado si quieres que ande más rápido, veloz como la luz si quieres que se detenga.
Desorientación. Hay tantas cosas por hacer y ninguna gana de hacerlas, será la fijación por lo mismo. Después me arrepentiré de dejar muchas en el tintero, pero ahora me importan bien poco. Una única imagen mental me absorve por completo.
Vueltas y vueltas en la cama. No me logro acostumbrar. Suelo ser yo el que se va y la sensación es bien diferente. No la escucho cantar Don't Know Why mientras leo en el jardincito, no la noto acercarse por detrás para robarme un beso, no percibo el ruido del aire acondicionado encenderse y apagarse cada rato enmedio de la madrugada.
Si, supongo que son cosas cotidianas, tan sencillas que su ausencia te dan el mazazo cuando no suceden. Y no quiero pensar en lo profundo de todo lo demás. Su sóla presencia me da aire, me da vida, me hace sonreir, miles de pequeños detalles que hacen que todo sea perfecto, o, al menos, se acerca mucho a ello.
Y no es que no sepa, es que no quiero.
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