Durante la Travesía
Te soñé cruzando el Bósforo hacia Turquía en una pequeña embarcación de vela, alfanje en ristre sintiendo la brisa salada del mar, a la caza de aventuras; al frente Africa, justo detrás, la vieja Europa otomana destrozada en miles de guerras fraticidas consideradas como santas. Tú capitaneando la nave y yo, un simple grumete, no dejo de mirarte y embobarme desde lo más alto del palo mayor, donde nadie advierte el latido de mi corazón acelerado cada vez que das una orden o maldices en arameo por la falta de levante, retrasando nuestra llegada al puerto de lo que una vez fue Constantinopla.
Me embarqué cuando te vi entrar en la taberna en busca de tripulación, patente de corso en mano para surcar todo el mediterráneo, embaucando con tu mirada a todo muerto de hambre, a sabiendas que ahora todos moriríamos por tí. Y aquí sigo, dos años y medio después, sin poder cruzar la mirada, sin poder hablar una palabra dada mi condición, siendo feliz con mi ración de pan negro, bacalao en sal y ron, dispuesto a dejar cada gramo de mi alma bajo tu mando.
Que bonito!!
Muchas gracias por tus palabras.