La Mujer de su Sueño

Soñar con ella es lo único que podía permitirse, así que lo ejerció durante bastante tiempo antes de creer haberla olvidado. El tiempo y la misma vida le fue apartando de lo onírico dándole bofetadas de realidad, unas veces agradables, otras no tanto. La cuestión es que la experiencia le llevó por caminos a los que nunca pensó llegar, porque él se consideraba hombre de una sola mujer y el dolor de no tenerla a ella le condujo a todas las demás. Llegó a pensar que su vida sentimental se había transformado en un laberinto, cada esquina tenía su sorpresa, y es de ley ir descubriendo lo que se te ofrece.

De hecho, la vida real la apartó de él de una forma muy profesional. Primero le hizo perder la pista. De vez en cuando le enviaba noticias remotas por parte de cuartos o quintos, y sentía no perder el contacto total. Más de una vez intentó obtener su número de teléfono, pero el destino le fue esquivo hasta en eso.

Una noche volvió a aparecer. Y lo hizo con fuerza. Ella lo buscaba de una forma desesperada, como si él fuera la única tabla de salvación de su alma, intentando fundirse en una sola piel. Ese sueño le removió las entrañas. Suena a frase demasiado manida, pero es exactamente como despertó, además de confundido. Ya no sabía qué hacer, si quedarse quietecito como los últimos veinte años, o remover Roma con Santiago hasta encontrarla, sin saber tampoco para qué.

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