The Backdoor Man
Su vida es como la de cualquier persona normal y corriente. Tiene su trabajo, sus hobbies, ve las series de la HBO y de vez en cuando hace deporte. Le gusta salir a tapear los sábados a mediodía con los amigos y sueña más despierto que dormido.
Sin embargo, está condenado por un secreto que no puede ni debe revelar. No es su intención, todo lo contrario, pero lo martiriza el quicio de las puertas, esperar que el coche salga del garaje para poder llamar al timbre, conocer el horario de vuelos y no cometer errores de cálculo.
No obtiene nada a cambio más allá de un fin de semana si tiene mucha suerte, si no la tiene, quizás un par de horas. No se puede enamorar, no debe hablar de sí mismo, no preguntar más de la cuenta, y, por supuesto, no hacerse ilusiones de ningún tipo.
El tan solo es el hombre de la puerta de atrás.
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