Estación Sur

Toda la chiquillería andaba desconcertada pero contenta, ¿cómo era posible salir de la escuela antes de tiempo?. Las sorpresas no acababan ahí, en la tele ponían dibujos animados, muchos dibujos animados. En casa de mi abuelo supongo que los rostros de mis mayores no tendrían el mismo aspecto feliz que el mío, el de mi hermano o el de mis primos, todos apelotonados en el salón disfrutando de las fantasías animadas de ayer y de hoy, Pixie y Dixie o Tom y Jerry.

Esa es la memoria histórica real que conservo, lo demás lo he ido aprendiendo después, me lo han enseñado mis padres, mis tíos, los amigos de todos ellos, los profesores que han pasado por mi vida. Todos me han dado una visión personal, un enfoque distinto, desde el fascista más recalcitrante al republicano más acérrimo. Todo ese abanico, ese crisol de distintos puntos de vista han ido moldeando no sólo mi particular opinión de aquel nefasto día, sino también mi personalidad.

Recordamos un día como hoy hace treinta años, y busco un ordenador prestado para poder acercarme y colgar esto en blog, fuera de historias de vampiros, de amor y desamor, porque es algo que no quería dejar pasar. Y lo recuerdo mientras no llegue alguien y pretenda destruir ese momento, mientras no pretenda borrarlo de los libros de texto, de las hemerotecas, de las cintas de vídeo, como si no hubiera existido. No quiero que lo borren, igual que no quiero que se multiplique por cero todo lo referente a la dictadura que mi pais sufrió durante cuarenta años, esa dictadura que algunos, más jóvenes que yo, se atreven a calificar sin haberla vivido, sólo con una visión parcial de los hechos. No por eso la defiendo, porque es indefendible algo así, pero es que si eliminan eso, también lo harán con el esfuerzo de los que lucharon contra ella, y terminaremos por no saber de dónde venimos, y volveremos a las cavernas, repitiendo todo aquello que no queremos que vuelva a suceder.

Del día de hoy hace treinta años, yo personalmente he aprendido que fue un día importante, crucial para que se asentase definitivamente la democracia en este estúpido y envidioso pais, que el rey, pese a quien pese o regocije a quien regocije, jugó un papel vital para que yo pueda recordar, y no sufrir en mis carnes, que los dibujos animados fueron lo mejor que pasó aquel día, y me ha dejado una sensación dentro de mí, que esta fecha no se puede olvidar, porque no quiero que se vuelva a repetir.